martes, 25 de agosto de 2009

CABULIWALLH

Tagore hablaba un día de un mendigo en Calcuta
con un saco nostálgico y un recuerdo sombrío,
la pesadez del hambre colgaba en su atavío
como la escarcha sórdida al final de la ruta.

De porcelana el hombro y los pies de recluta
probó a ser transparente como el agua del río
y en la conciencia clara de un puerto sin navío
acabó siendo el reo detrás de una disputa.

Somos el papamoscas que busca en el sendero,
mas allá del instinto de la burla o la risa,
montañas de coraje con la esperanza en vano.

Hambre que azuza el vientre no tocará el pandero
en las transpuestas sombras del agobio o la prisa.
Mendigos de Tagore sin su samaritano.

Max

1 comentario:

ROCIO dijo...

Max mucho sin vernos, he creado un premio y quiero dartele, recogele en este blog http://mislaurelespoeticos.blogspot.com/.

Un abrazo.

Rocío