Hubo una vez un pájaro que aunque vivió escondido
tuvo un trino sorpresa y un porte acicalado,
nunca quiso cuidar la dimensión del lado
que entre el frío y calor suena a rama de olvido.
El aire de sus alas aligeraba el nido
con la esperanza cierta de su propio reinado,
casta de verdes hojas y la quietud del prado
como principio apuesto para evitar el ruido.
De silencioso ocaso y un lejano horizonte
como el quehacer del pájaro me acostumbré a la vida
aunque en sus primaveras ni fui clavel ni rosa.
Y sé que no fue fácil que floreciera el monte
pero la savia brota de la rama escondida
y es que la soledad es a veces hermosa.
Max
1 comentario:
Hola mi querido poeta, que lujo es estar entre tus versos. Gracias por acudir a estar cita especial, con nuestra poesía.
Un abrazo y mi cariño siempre.
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